27.2.11

Patagonia Deliciosa, Capítulo I

Punta Arenas: Hostal Calafate y Restorán La Marmita





Nuestro primer viaje a la Patagonia resultó mejor de lo que pudimos imaginar. Tres días en Punta Arenas y cuatro en Puerto Natales fueron suficientes para disfrutar de una paz que hoy en día sólo se puede experimentar en muy pocos lugares del planeta.



Partimos busca de descanso y de bellos paisajes, pero lo que no sabíamos es que muy al Sur del mundo nos esperaban otras gratas sorpresas, ya que la industria del acogimiento y de la restauración están allí en un muy buen momento. En Punta Arenas alojamos en el Hostal Calafate, acogedor y de buen gusto, con un rico desayuno que incluía café de grano bien preparado y una receta distinta de queque recién horneado cada mañana: nos dio gusto volver a saborear el queque de vainilla, el queque de manzanas y el queque mármol de la infancia en un desayunador bien ambientado y con toda la calidez de esas tierras, y cuánto se agradecen los gestos de calidez en aquellas tierras donde para mantener el frío y el viento a raya las casas tienen doble puerta y la calefacción está siempre encendida.





Muy cerca hostal, descubrimos “La Marmita”, un restorancito encantador y excelente en su propuesta de cocina de autor basada en productos y preparaciones de esas latitudes con técnicas actuales bien ejecutadas. Para comenzar –y cómo no- centolla, sólo centolla, cuya carne delicada y suavemente dulce no necesita más que una fresca ensaladita de lechuga y rúcula y su suave mayonesa casera. Bien por los que respetan la nobleza de esta inigualable materia prima. Después probamos un curanto en olla de bambú, donde se habían cocido al vapor sabrosos choros con delicados pescados de la zona y salchichas del color de las longanizas y milcao, todo aderezado con vino blanco y los toques justos de sal y pimienta, y tal vez, sólo tal vez,  algo de merkén. Volvimos todos los días. Ceviche de salmón y merluza austral, berenjenas y tomate asado rellenos con ostiones en su salsa, charquicán con cochayuyo (por lo que vi, el plato preferido de los extranjeros) y una deliciosa y alucinante sopa de ajo azul, que realmente me sorprendió en su fusión con el eneldo. Nunca antes había probado esa sopa, me encantó, y buscaré la receta para prepararla ahora que se acerca el otoño y trataré de hacerlo lo más parecido posible a la original.

 



 Los postres  todos ricos, sabios, bien logrados: la inefable torta de merengue lúcuma, que debería ser entronizada como la reina de las tortas chilenas; una pirámide de buen chocolate rellena de mousse de calafate, buena, bien buena; flan de leche casero, humilde y excelente, siempre el mejor postre para mi gusto y un atrevido  quequito de zanahoria con helado de chocolate y trocitos de frutos secos, y, que, según nos pareció, también tenía trocitos de algún queque con frutas confitadas, corríjanme si me equivoco, todo escoltado por delicadas grosellas que le daban el toque alegre al plato.  Con la Carito probamos y aprobamos todo. La atención fue esmerada, informada y cálida, a pesar de que el restorán se mantuvo siempre a full, y debemos advertir que ni sueñen con comer allí si no han hecho reservaciones, literalmente se llena, y la mayoría del público son extranjeros.



 


Direcciones:
Hostal Calafate Magallanes 671, Punta Arenas www.calafate.cl
Restorán La Marmita: Plaza Sampaio 678 Tel 222056
























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